Pedro, un niño muy tímido, levantó la mano y comenzó a hablar: "Mi madre me dijo que Dios es como el azúcar en mi leche que ella me prepara todos los días. Yo no veo el azúcar que está dentro de la taza en medio de la leche, pero si ella quita el azúcar, queda sin sabor. Dios existe y está siempre en medio de nosotros, sólo que no lo vemos. Pero si Él no está, nuestra vida queda sin sabor."
La profesora sonrió y dijo: "¡Muy bien Pedro! yo les enseñé muchas cosas, pero tú me enseñaste algo más profundo de todo lo que yo ya sabía. Yo ahora sé que Dios es nuestra azúcar y todos los días está endulzando nuestra vida". Le dio un beso y salió sorprendida con la respuesta de aquel niño.
La sabiduría no está en el conocimiento, pero sí en nuestra vivencia con Dios en nuestras vidas, pues hay muchas teorías, pero dulzura como la de Dios no existe todavía, ni en los mejores azúcares.
Que Dios bendiga y endulce tu vida todos los días.
Oración: Gracias Señor, por las muestras de amor que nos das. Ayúdame a tener sabiduría, a conocerte y comprenderte mejor para poder amarte más y saborerar mejor tu presencia en mi vida. Ayúdame a compartir con otros esta bendición. En el nombre de Jesucristo. Amén.