"Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás; contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, y me salvará tu diestra". Salmos 138:7
A nadie le gusta pasar tiempos difíciles de tristezas y angustias, pero no estamos libres de esto. Jesús mismo dijo que en el mundo tendremos aflicción. Esto no significa que nuestra vida tiene que ser triste y un valle de lágrimas, pero como cristianos podemos aprender a atravesar y transformar estos tiempos en victoria. La clave no está en reprimir el llanto sino en vivir dependiendo de la Gracia del Señor.
El pasaje de hoy nos dice que, en medio de la angustia, podemos experimentar el poder vivificador de nuestro Dios. La angustia es peligrosa si se nos escapa de las manos, nos puede conducir a la depresión. Para evitar futuras complicaciones, podemos y debemos acudir a nuestro Rey y pedirle socorro. Cuando lo hacemos, fluye de su presencia el poder vivificante del Espíritu Santo que nos cubre con su fuerza renovadora.
Quizá no podamos evitar vivir sin angustias, pero lo que no debemos evitar, en los tiempos de angustia, es vivir sin el poder vivificante del Señor. Su gracia y las muestras de su amor hoy están disponibles para tu vida, si las buscas.
Confesión de fe:
EN MEDIO DE LA ANGUSTIA, TENGO EL PODER VIVIFICANTE DEL SEÑOR.Oración: ¡Bendito seas tú Señor! por el poder vivificante que viene de ti en tiempo de angustia. Gracias por sostenerme y alentarme, gracias por las muestras de tu amor. Gracias por tus bendiciones derramadas sobre mí. En el nombre de Jesús. Amén.
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